La Coral Gregoriana del Císter de Sandoval y el Real Monasterio de Santa María de Sandoval


   El Monasterio de Sandoval nace en el siglo XII (1167, durante el reinado de Fernando II de León), cerca de la capital de ese Reino y en la línea de reforma y renovación del monaquismo benedictino que supuso la aparición de la Orden del Císter. Su ubicación se encuentra cerca de la confluencia del río Esla y su afluente el Porma, en medio de una llanura de aluvión, a 18 kms. de León.

    Se consideran fundadores o iniciadores del Císter  a tres monjes: Dos borgoñones, S. Esteban de Molesme y S. Alberico, y un inglés, S. Esteban Harding, autor de la “Carta Charitatis” (Carta del  Amor, código de convivencia de los monasterios cistercienses). Si a Esteban Harding se debe la vertebración del Císter como orden monástica en Cîteaux (Císter),  Bernardo de Claraval fue su gran mentor espiritual y el promotor y difusor de la Orden. A su muerte existían más de trescientos monasterios masculinos y femeninos a todo lo largo y ancho de Europa.  San Bernardo puso mucho énfasis en el trabajo manual dentro de la vida cotidiana de sus monjes, tanto es así que el Císter dirigió una auténtica revolución de los medios de producción agrícolas de su tiempo, con lo que se aumentó la producción de alimentos. A los monjes del Císter también se les llama “bernardos” en recuerdo del gran San Bernardo. Con justicia se les puede llamar monjes repobladores, verdaderos ingenieros agrónomos de la época, que eran llamados por los reyes para repoblar las zonas reconquistadas y saneaban las tierras para ponerlas en explotación.     

    El nombre de Sandoval proviene de “Saltus Novalis” (bosque nuevo) que era propiedad del conde Ponce de Minerva, luego Ponce de León, casado con Estefanía Ramírez, ambos son los fundadores de esa estirpe que, con el tiempo, daría lugar a la casa ducal de Arcos de la Frontera. Estos condes están enterrados en el presbiterio de la iglesia conventual.

    El Monasterio se funda con monjes procedentes de La Santa Espina (Valladolid). Las obras comenzaron en 1167 en estilo cisterciense, es decir, transición del románico al gótico. La iglesia se cierra o termina definitivamente en 1462  con arquerías góticas puras. Su claustro original era de estilo románico, similar al de Silos.

    A lo largo de los siglos XII y XIII  el Monasterio consolida sus dominios ampliándolos con sucesivas donaciones, estando entre sus benefactores los reyes de León Fernando II, Alfonso IX,  Fernando III y su hermana de padre, la infanta Dª Urraca, así como otros particulares  piadosos. En la Edad Moderna sus grandes mecenas fueron los sucesivos duques de Arcos de la Frontera, descendientes del conde Ponce de Minerva o Ponce de León, de donde les viene el apellido como se ha dicho más arriba. A finales del s. XVIII, con la muerte del último duque varón sin descendencia, D. Antonio Ponce de León, el título pasó a sus parientes más cercanos los duques de Osuna y prácticamente terminó el mecenazgo sobre el monasterio de Sandoval.

    La vida monástica se movía al ritmo marcado por el Oficio Divino y sus ocho Horas: Maitines, Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas. Estos rezos repartidos cada dos horas a lo largo del día, tenían lugar en el Coro de la Iglesia Monacal, alternando con el trabajo, el refectorio, el sueño y la vigilia. Este modo de  vida respondía al ideal de perfección resumido por San Benito, padre del monacato occidental, en su "Ora et Labora" (Reza y Trabaja).

    Varios de sus monjes dieron vida, fama y gran realce a su “scriptorium” o sala de copistas. Se tienen localizados varios libros confeccionados en ese lugar y cuyo copista fue el monje Pedro (Petrus monachus), según reza en la página final del libro donde el autor de la copia solicita una oración por él a quien haya terminado la lectura del libro. Es lo que se llama “deprecatio”, es decir, ruego o solicitud.

2 - Decadencia y ruina.

     A  partir del siglo XIV se inicia la decadencia de la vida monástica. Tanto que, en el siglo XV, el Císter llega casi a desaparecer en España. Causas de ello son las epidemias y hambrunas, así como la presión de los señores feudales que, actuando como abades comendatarios, se apropian de sus posesiones.

    Son tiempos de ruina, saqueos, despoblación y despojo. Le sigue a esta crisis un nuevo esplendor de la vida del Císter. En el s. XV se funda la Congregación Cisterciense de Castilla que agrupa prácticamente a todos los monasterios de España, incluidos la mayoría de los catalanes y aragoneses, y se expulsa a los abades comendatarios. En 1486 Sandoval se une a ese movimiento renovador siendo Abad Fray Andrés de León. Recobra vida y el número de monjes pudo llegar a cuarenta profesos sin contar a los oblatos,  llegando a ser uno de los diez monasterios más importantes de la congregación castellana.

    Al final del siglo XVI un incendio casi termina con el Monasterio. Otro incendio mucho más fuerte vuelve a asolar el Monasterio en 1615 provocado por la imprudencia de un monje, librándose de la destrucción la iglesia, pero dando al traste con el claustro de un solo andar. Con ayuda de los Duques de Arcos se reconstruyen el claustro y las dependencias monacales, derribando los restos románicos, incluida la sala capitular, y se levanta un nuevo claustro al gusto barroco de la época y de dos plantas. Corría el año de 1629. De esa época, mediados a finales del s. XVII es el actual coro de la iglesia.

    En 1835 tiene lugar la desamortización de Mendizábal  y comienza la tragedia de este noble monasterio que cae en manos de la ignorancia y de la avaricia, hasta llegar al estado de degradación actual. Los marqueses, que se apropiaron del bien en subasta amañada, van dilapidando poco a poco cuadros y obras de arte. Venden la piedra del claustro de las celdas para restaurar San Isidoro, así como todos los materiales constructivos (tejas, ladrillos, puertas, ventanas, vigas, etc...) hasta llegar a parecer que ha sufrido un incendio o un bombardeo. Ceden al obispado, por una peseta, el hermoso órgano barroco de la iglesia, que es el que actualmente luce en la parroquia de Santa Marina la Real, de León. El obispado, por su cuenta, se apropia de la imagen gótica de Ntra. Sra. de Sandoval, que se halla hoy en el palacio episcopal.

3.- Rehabilitación y puesta en valordel coro.

   Tras la restauración parcial de 1978, el progresivo estado de deterioro se ha detenido gracias a las actuaciones propugnadas por la Asociación Promonumenta, fundada y promovida en 1992 por nuestro Presidente, y al testimonio de los miembros de la Coral Gregoriana del Císter de Sandoval, que cantan las Vísperas en latín cada primer domingo, de mayo a octubre, en el coro de la iglesia conventual revestidos con la capa de coro cisterciense. En nuestros Estatutos figura la defensa y puesta en valor del monasterio.

    La iglesia y el monasterio son propiedad de la Junta de Castilla y León, que no se ha tomado en serio su restauración ni la asignación de una función para tan interesante conjunto.  Y ello a pesar de que el cenobio fue nombrado monumento del Programa Raphaël 1999 por la Unión Europea.

    En 1997-98, Promonumenta, por iniciativa de nuestro Presidente y contraviniendo las prohibiciones de la Junta, desmonta el coro que estaba arrumbado en una dependencia sin techo, limpia y lava con jabón “lagarto” y cepillos de raíz pieza a pieza cada una de las partes del coro, tal y como se puede observar en las fotos adjuntas. Tras limpiar, lavar, secar, imprimar y desinsectar toda la madera, se consigue que la Junta y Caja España se comprometan en el montaje del coro, que es realizado por dos ebanistas, pero en lugar distinto a su primitivo emplazamiento que era en una tribuna situada en alto a los pies de la iglesia y a la que podían acceder los monjes por la noche desde el piso superior del claustro de las celdas.

    La tribuna del coro era accesible asimismo desde el suelo de la iglesia a través de una escalera de madera hoy desmontada. Entre Junta y Caja España se invirtieron siete millones de pesetas en devolver su antiguo esplendor a este conjunto de madera de nogal que estaba montado inicialmente sin usar un solo clavo, realizándose los encajes de las piezas mediante el sistema denominado "cola de milano". El trabajo de este coro, efectuado en la segunda mitad del s. XVII, fue llevado a cabo por dos carpinteros, uno diestro y otro zurdo, que han dejado el testimonio de los golpes de sus mazos de madera, uno amagando a "la izquierda" y el otro "a la derecha".

    La restauración del coro quedaba huérfana sin "monjes" que lo utilizaran y de ahí que Víctor Ferrero ideara la creación de la Coral Gregoriana del Císter de Sandoval en 1.999, tras consultarlo con Antonino Martínez del Cano en Urueña, el pueblo amurallado de Valladolid, en el transcurso de una excursión de Promonumenta, y con la idea de cantar las Vísperas en el flamante coro, que quedó listo en 2002. La Coral quedó fundada en febrero de 2005 y comenzó a cantar en la iglesia de Sandoval en mayo de ese mismo año.

  

 

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